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Más vale tener un seguro y no necesitarlo que, necesitarlo y no tenerlo!


Imagínate esto: estás disfrutando un fin de semana tranquilo, y sales a correr con tu perro. De repente... ¡zas! Un mal paso y terminas en el suelo con un dolor que te deja sin aliento. "No pasa nada", piensas, "seguro solo es una torcedura". Pero al día siguiente, el dolor sigue ahí, tu pie parece un tamal y para colmo no te puedes enderezar. Decides finalmente ir al hospital y después de varios estudios resulta ser que tienes un esguince de 3er grado y te torciste las lumbares osease la espalda. La cuenta final es tan grande que sientes que te han dado otro golpe, pero en la cartera. Ahí es cuando recuerdas que nunca contrataste un seguro de gastos médicos porque "NAH!, ¿para qué? No me enfermo casi nunca".

Ese es el tipo de situaciones en las que entiendes la frase: más vale tener un seguro y no necesitarlo, que necesitarlo y no tenerlo. Y aplica para todo: vida, retiro, auto, hogar... hasta para tu celular, porque si se te  "cayó sin querer" puede salirte más caro de lo que crees.

El seguro es como un paraguas

Claro... nadie se levanta pensando: "Hoy seguro me enfermo"... "Hoy voy a chocar mi auto!" pero cuando sucede un accidente o se te pega un virus lo primero que piensas es: ¿Cuánto me va a salir el chistecito? y te das de topes por no tener un seguro!". La idea de un seguro es obvio NO usarlo, pero el día que los necesitas, son la diferencia entre recibir la mejor atención o endeudarte por años.

Seguro has escuchado la historia del amigo del primo del vecino que se negó a pagar un seguro de gastos médicos porque "mejor ahorro por si pasa algo". Y un día, ese "por si pasa" pasó. Una cirugía de emergencia, una semana en el hospital y... sorpresa: sus ahorros de años desaparecieron en una sola factura o su familia tuvo que recurrir a una colecta de dinero en redes para salir del apuro.

Y ojo, no se trata de volverse paranoico y contratar un seguro carísimo con coberturas que ni entiendes. Se trata de proteger lo más importante: tu patrimonio (OJO!! porque la salud la cuidan los doctores). 

La realidad es que el dinero que pagas en un seguro es un gasto controlado, pero cuando te enfrentas a una emergencia sin cobertura, los costos son impredecibles. Y ahí es donde realmente duele el bolsillo.

No es sólo por ti, es por los tuyos

Si tienes hijos, pareja, padres que dependen de ti, piensa en ellos. ¿Qué pasaría si de repente te enfermas gravemente y necesitas un tratamiento costoso? Un seguro de gastos médicos puede ser la diferencia entre recibir la atención adecuada o quedarte sin opciones.

Estarás pensando la pregunta del millón.... y cómo elegir un seguro sin morir en el intento? (AJAAA!! por lo menos sembré la duda!)

  1. Compara opciones: No te vayas con el primero que te ofrezcan. Investiga, compara coberturas y precios (suma asegurada, deducible, coaseguro).
  2. Verifica que es un seguro regulado por la Comisión de Seguros y Fianzas y no un seguro que termine siendo una membresía de salud. 
  3. Lee las condiciones generales: o que te las explique el asesor (es su chamba). Sí, es muuuy tedioso, pero mas vale saber exactamente qué cubre tu seguro y QUE NO antes de que lo necesites.
  4. Elige lo esencial: No necesitas el plan más caro con coberturas que nunca usarás, pero tampoco el más barato que apenas cubra lo básico (por ejemplo el tabulador que cubre los honorarios de los doctores es lo más importante).
  5. Asegura lo que realmente importa: Un seguro de gastos médicos con una cobertura razonable puede salvarte de muchos dolores de cabeza (y de dinero).

Conclusión: ¿vale la pena?

La respuesta corta: sí. La respuesta larga: absolutamente sí. Los seguros no son un lujo, son un respaldo. Tal vez nunca los uses, y eso es lo mejor que te puede pasar. Pero si algún día los necesitas, agradecerás haber tomado la decisión de asegurarte.

Así que la próxima vez que pienses "nah!!, no me va a pasar nada", recuerda ese resbalón tonto, la factura médica imposible de pagar o el las colegiaturas que se quedaron sin pagar. 

Porque en la vida, lo único seguro es que todo es incierto... y más vale estar preparados.

 

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